En el cuerpo humano, la melanina es la encargada de dar color a la piel, así como al pelo o a los ojos. Esto pigmento no se activa con el consumo de zanahorias, ya que estas no incluyen elementos que les hagan reaccionar.

Sin embargo, lo que sí incluye estas hortalizas es un compuesto bioquímico que influye en nuestra piel, pero de otra manera. Hablamos de los betacaronetos, un pigmento presente en esta y otras frutas y verduras que aporta vitamina A al cuerpo. De hecho, esta vitamina es uno de los principales atractivos del consumo de zanahorias.

Y es que el betacaroneto es una provitamina A que cuando es asimilada por el organismo, acaba transformándose en vitamina A y aportando multitud de antioxidantes. Cuando se acumula dicha sustancia en la sangre, se produce ese ligero coloreado en la piel que se aprecia principalmente en algunas partes del cuerpo. Es en aquellas zonas en las que hay una mayor acumulación de grasa subcutánea como, por ejemplo, las palmas de las manos, donde mejor se observa el cambio.

Las zanahorias no dan un color moreno a nuestra piel, nos da un color anaranjado, que desaparece conforme dejemos de comer vegetales naranjas.

Color anaranjado y no uniforme, no moreno.

Si tomamos una gran cantidad de zanahorias u otros alimentos ricos en betacaronetos se puede producir una carotenemia, que es un fenómeno aparentemente inofensivo caracterizado por la pigmentación anaranjada de la piel, resultante de la deposición del betacaroneto principalmente en el estrato córneo. Este anti estético tono anaranjado que se observa con mayor facilidad en personas de piel clara, no se produce forma uniforme sino que se manifiesta mayoritariamente en ciertas partes de nuestro cuerpo, especialmente en la cara y en las palmas de las manos y de los pies.

Esta alteración del color es totalmente transitoria y desaparece en el momento en que se dejan de consumir los alimentos ricos betacaronetos.

Al igual que las zanahorias, hay otros alimentos que proporcionan ese tono, la calabaza, el boniato, melocotones etc.

En resumen, es un mito que comer zanahorias nos aumente el tono de nuestro bronceado, ya que no activa la producción de melanina. Lo que si puede ocurrir es que si consumimos una cantidad considerable de zanahorias y de manera constante puede provocar un cambio en la coloración de la piel que pasará a ser anaranjada en ciertas partes del cuerpo, no marrón y va a desaparecer en el momento en el que se dejan de consumir estos alimentos.

Ahora bien, zanahorias o cualquier verdura u hortaliza son un alimento de buen perfil nutricional que si nos gusta por supuesto podemos incluir en nuestras elaboraciones diarias como parte de nuestras raciones de verduras recomendada, pero no tiene sentido comerlas con intención de broncearse más. Así que cómelas si es porque te gustan.

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