El órgano más grande del cuerpo humano es la piel, y como es de prever en ella también existe la microbiota. La piel ejerce muchas funciones y una de las principales es la de proteger al organismo de agresiones externas.

Está formada por una capa llamada dermis y otra llamada epidermis. La epidermis es aquella capa exterior de la piel que protege a las capas internas. Está compuesta por distintos tipos de células entre las que se encuentran las células planas, redondas y los meloncitos.

Prebióticos y probióticos

Para poder ejercer su función de manera correcta, la piel cuenta con un conjunto de microorganismos que residen en ella y se denominan flora de la piel. La microbiota cutánea o flora de la piel, se encuentra formada por hongos, parásitos y centenares de bacterias que se suelen encontrar en las primeras capas de la epidermis y en la parte superior de los folículos capilares. Estos microorganismos son beneficiosos para la piel y no ejercen ningún tipo de daño sobre ella. Todo lo contrario, se encargan de combatir a los organismos patógenos que atacan a diario, para que no proliferen.

Los prebióticos y probióticos son necesarios para que la flora de la piel o microbiota cumpla con su función. Los principales son alimentos que contienen microorganismos vivos que iproporcionan microbios sanos a la microbiota. Los secundarios son fibras presentes en las frutas y otros alimentos que ayudan a que las bacterias de la microbiota crezcan.

Diferencia entre PREbióticos y PRObióticos

Los probióticos son microorganismos vivos mientras que los prebióticos son sustancias no vivas que estimulan el crecimiento de los microorganismos ya existentes. Por decirlo de alguna manera, son el alimento de las bacterias que habitan en nuestra piel, conocida como microbiota.

En cosmética se emplean prebióticos y no probióticos ya que los conservantes que se introducen en las fórmulas, destruyen cualquier bacteria en pocos minutos, además los análisis que evalúan la limpieza de la formulación no permiten la existencia de bacterias vivas en productos cosméticos.

¿Nunca te habías preguntado por que aparecen nombres de bacterias en los ingredientes de las cremas?

En realidad no está la bacteria en sí, sino el activo resultante de su fermentación. Sus componentes se dividen en partículas más pequeñas siendo aprovechables por el organismo ya que son mas estables y ofrecen mejores propiedades para nuestra piel.

En la flora dérmica se puede ocasionar una alteración por determinados factores como la contaminación, exceso de lavado, algunos medicamentos, mala alimentación…produciendo sensibilidad en la piel y apareciendo rojeces y otras afecciones.

¿Cómo cuidar la microbiota?

El uso de la protección solar, actúa como escudo frente a las radiaciones UV y con el avance tecnológico en este tipo de cosméticos, incluso nos protege frente a la radiación IR y luz azul y también de la contaminación con la aplicación de productos cosméticos seguros, con un pH adecuado a nuestra piel, una alimentación saludable etc. De esta manerqa, evitaremos en la medida de lo posible el desequilibrio de la flora cutánea.

Una dieta equilibrada y la ingesta de líquidos pueden propiciar la salud y la belleza de la piel desde el interior. Evitar ek estrés, la contaminación ambiental y factores de estilo de vida nocivos como la nicotina o el alcohol pueden contribuir a preservar la salud del microbioma de la piel.

Es importante escoger un gel de ducha con tensioactivos extrasuaves y una fórmula con pH equilibrado para proteger las defensas naturales de su piel y preservar su resiliencia.

 

 

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