Aunque las uñas de tus manos estén al descubierto todo el año, es en verano cuando abundan más los agentes externos (sol, arena, demasiada agua, cloro…) que pueden provocar que estas no luzcan como debieran.

y son una parte mas de nuestro cuerpo que realza nuestra belleza, sobretodo la de nuestras manos.

En el verano todo es más fresco y colorido, y tus uñas no deben ser una excepción. Llegó el momento de lucir tanto las uñas de los pies como de las manos. Aunque puedes usar coloridos esmaltes, a veces hay que dejarlas respirar y, es en ese momento, cuando nos preocupa que luzcan amarillas o descuidadas.

Claves para cuidar las uñas para que estén sanas en verano:

Mantener las uñas limpias y secas. Una buena limpieza de manos y uñas es muy importante para evitar que se acumule suciedad. Podemos usar un cepillo con agua y jabón para una limpieza profunda.

Descansar en el uso de esmalte. Para darles tiempo a que se reparen por sí mismas. De hecho, las uñas no dejan de ser tejido vivo y, por tanto, necesitan oxígeno; cuando las sofocamos con esmalte, tiene más dificultad para combatir infecciones.

Cortarlas en línea recta: esto es especialmente importante para las uñas de lo pies. Estas deben redondearse en las puntas para obtener lo máximo resistencia, con una periodicidad de dos semanas aproximadamente.

Limar las uñas y cortarlas con frecuencia para evitar que se nos enganchen y se nos rompan y que, si crecen demasiado, se lesionen.

La cutícula no debe eliminarse: es una práctica habitual cortar, empujar hacia atrás y tratar de deshacerse de las cutículas por completo, pero no es recomendable hacerlo. La cutícula actúa como una especie de sello protector de la uña, por tanto, quitarla puede hacer más daño que bien porque puede dejar las uñas vulnerables y en mayor riesgo de infección.

No morderlas. Morderse las uñas en lugar de cortarlas con un cortauñas hace que los bordes queden irregulares, con el consiguiente riesgo de que se rompan. Todo ello sin tener en cuenta que se trata de un hábito poco higiénico, sobre todo porque en las uñas se acumula suciedad y bacterias que, probablemente, entrarán en la boca si las mordemos.

Limitar el uso de esmaltes y disolventes. Es recomendable evitar el uso de disolventes agresivos o endurecedores que tengan mucho formol porque resecan las uñas y dañan las capas de queratina. El disolvente debe ser rico en sustancias aceitosas, sin acetona, porque esta ataca la uña, reseca la cutícula y tiñe de amarillo los dedos.

Hidratar las uñas: aunque las uñas secas y quebradizas pueden ser el resultado de muchos factores, uno de ellos es la falta de humedad porque pueden secarse por el continuo contacto con agua y jabones y detergentes (podemos usar guantes de plástico para las tareas domésticas). Es importante usar con regularidad una crema espesa para manos y uñas. Esto permitirá mantener las cutículas suaves y las uñas más fuertes.

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