Como todo en esta vida, la Navidad, aunque nos encante, también tiene su cara b. Entre espumillón, luces y regalos, nadie se libra de las comilonas, las copas de más, el turrón, el mazapán… y, en definitiva, todos los excesos que acompañan a cada celebración de esta época del año y que dejan una resaca a base de estragos, que afectan a todas las partes de nuestro organismo, sobre todo, a la piel. Después de las citas navideñas, la notamos extremadamente seca, apagada, con granitos e irritaciones y totalmente deshidratada. Por eso, ahora que toca recuperarse en cuerpo y alma de los excesos, queremos darte las claves para paliar al máximo estos daños, que han pasado factura a la piel y dejarla como si volviéramos atrás en el tiempo (o mejor).

Limpieza a fondo

Sobra decir que acostarse maquillada está totalmente prohibido. Aunque no podamos estar más cansadas después de haber estado bailando hasta las tantas, desmaquillarse es obligatorio, pues no hacerlo supone una mayor deshidratación, la aparición de arrugas, además de provocar que la piel no pueda desintoxicarse y renovarse. Por eso, hay que hacerlo siguiendo todos y cada uno de los pasos de la rutina de limpieza.

Con suavidad, extiende tu leche limpiadora en el rostro, masajea suavemente con las yemas de los dedos para realizar un masaje facial durante unos segundos, incidiendo en las zonas más difíciles. A continuación, retírala suavemente con unos discos de algodón o con una esponja natural humedecida en agua. Finaliza la limpieza con el tónico, humedece el algodón con unas gotas de producto y pasarlo suavemente por el rostro con pequeños toques. Repítelo también por la mañana para limpiar los poros y dejar que la piel se oxigene. Los resultados son visibles desde el primer uso, la textura de la piel mejora y la sentirás más suave.

Hidratación

El alcohol es un diurético, lo que significa, que solo beberlo ya supone deshidratación, y excedernos con él, como es obvio, solo empeora la situación. Por supuesto, esta deshidratación afecta a todo nuestro cuerpo, piel incluida, donde, además, se refleja fácilmente. Como decíamos, nuestra tez también se ve afectada por el exceso de maquillaje y por no limpiarlo correctamente, que empeora la sequedad de la piel, además de que las excesivas cantidades de grasas y azúcares que contienen las habituales comilonas navideñas, no solo restan humedad, sino que favorecen la aparición de acné y brillos y provocan el proceso de glicación, que puede envejecer prematuramente la piel, dejándola más susceptible al daño ambiental.

Beber más de dos litros de agua al día será de vital importancia para depurar nuestro organismo y restablecer los niveles de hidratación en los días posteriores a las fiestas. En el caso de la piel, será necesario hidratarla intensamente, repitiendo el ritual tanto por la mañana como por la noche, para lo que tendremos en cuenta, sobre todo, que el tratamiento elegido sea rico en ingredientes rejuvenecedores. Y es que este ingrediente re-hidrata la piel y rellena las arrugas, que pueden aparecer por la sequedad y la flacidez provocadas por el consumo de grasas

Duerme

Los excesos en azúcares y alcohol también hacen que retengamos líquidos y se generen bolsas, que empeoran con la falta de sueño propia de estas fiestas. No dormir lo suficiente añade al rostro signos de fatiga y evita que nuestra piel se regenere correctamente. Por eso, en los días posteriores a las navidades, construye una nueva rutina de sueño, en la que consigas dormir un mínimo de siete u ocho horas, tratando de acostarte cada día a la misma hora.

Alimentación

No, no nos referimos a que tengas que hacer ayuno o ni siquiera a una sacrificada dieta detox para solventar los excesos. De hecho, estas medidas tan drásticas son un rotundo error. Jamás te saltes ninguna comida. La mejor opción para desintoxicar el organismo de los excesos pasa por una dieta equilibrada, en la que no puede faltar frutas ricas en vitamina C, como la naranja, el limón o el kiwi, pues es un poderoso antioxidante y mejora la producción de colágeno, imprescindible para mantener la piel tersa. Tampoco pueden faltar verduras ricas en betacarotenos, como la zanahoria, espinacas y acelgas, que promueve la formación de vitamina A, también fundamental para el cuidado de la piel.

A esto suma frutos secos, ricos en antioxidantes y aceites que nutren la piel; aceite de oliva, que retrasa el envejecimiento cutáneo; la soja, rica en isoflavonas, es fundamental para la formación del colágeno; y el pescado, con selenio, que combate los radicales libres, y, sobre todo, todos aquellos que contengan Omega 3.

Deberemos tener especial cuidado con los zumos verdes, porque, aunque pueda parecer que ingerimos numerosas piezas de fruta y verdura en una sola bebida, solo consumimos grandes cantidades de azúcar, ya que la fibra se queda en el exprimidor. De igual manera, no confiaremos en los productos ‘light’, pues también poseen calorías y no nos sacian, lo que nos hará comer más.

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